8 años libre de drogas y trabajando por mis sueños

Hombre feliz
(Foto de zeljkosantrac/iStockPhoto.com)
 

Cuando aún estaba en el Colegio mi familia pasó por una situación muy complicada y dolorosa; uno de mis hermanos había sido diagnosticado con cáncer en una forma ya muy avanzada. Ante tal situación, mi mamá volcó todo su esfuerzo en los cuidados y tratamientos para su recuperación, dejando de lado la protección hacia mis hermanos menores y hacia mi. En ese momento tuve diversas sensaciones, tristeza, miedo y soledad, emociones que sin la guía adecuada fui incapaz confrontar. En casa nunca nos faltó nada gracias al trabajo duro de mi papá, pero no encontré en él ese faro que necesitaba.

Bajo este escenario se juntaron otros factores como las malas compañías, mis deseos de evadir la realidad y mis ganas de experimentar. Un día de abril de 2011 se presentó la oportunidad de probar un bareto (cigarro de marihuana) con un par de amigos, quienes también por circunstancias de la vida años más tarde fallecieron. Aquel día fue justo el momento en que le abrí la puerta al mundo de las drogas, me gustó la sensación que me produjo el cannabis.

Año y medio duró la enfermedad de mi hermano y, a pesar de que mi mamá empeñó hasta el alma por su recuperación, lamentablemente falleció. Este hecho marcó mi vida y seguí consumiendo drogas, con el tiempo conocí la cocaína y las benzodiacepinas, substancias que me acompañaban en las noches de tragos y fiestas. Mientras tanto, yo iba en una espiral descendente sin darme cuenta de todo el daño que me estaba haciendo a mí y a quienes me rodeaban.

No supe manejar la pérdida irreparable de la muerte de mi hermano y sentía que en la marihuana encontraba ese consuelo que necesitaba. Irremediablemente el cannabis, de un consumo ocasional, se convirtió en un tipo crónico. Yo había perdido dimensión y comencé a cambiar mi comportamiento y un día ya no tuve límites en mi consumo, es decir, ya lo hacía donde fuera y frente a quien estuviera.

“Me volví distante sin casi cruzar palabra con mi familia y, a pesar de que trataba de cumplir con mis labores en casa y en el Colegio, todo el día me la pasaba consumiendo drogas”.

Tiempo después me di cuenta de todo lo que estaba perdiendo y, sobre todo de que tenía un problema de adicción porque en varias ocasiones había intentado dejar de consumir, resultando simplemente fue imposible. Fue entonces que decidí pedir ayuda y le platiqué a mi mamá todo lo que estaba sucediendo, ella se alarmó mucho y no dudó en auxiliarme porque mi confesión le recordó que, tiempo atrás, la vida le había arrebatado a un hijo y no pretendía volver a experimentar ese terrible dolor.

Mi mamá no sabía bien como ayudarme, yo creo que ninguna familia está preparada para eso, y de manera instintiva comenzó a buscar centros de rehabilitación. En este trayecto, fuimos al área de salubridad general de mi ciudad y ahí nos recomendaron que llamáramos a Narconon Colombia. Cuando lo hicimos y fuimos a conocer el Centro, salí convencido de que era la mejor opción para acabar con mi problema, de hecho, hoy agradezco que la primera opción que tuve fue la eficaz y no tuve que pasar por varios procesos de rehabilitación. Así fue como en octubre de 2013 obtuve el apoyo de mi familia para poder hacer el Programa de Narconon Colombia.

Cuando comencé no fue nada fácil porque en el fondo tenía muchas dudas y fui muy escéptico, además de que mi personalidad fuerte y retadora no ayudó mucho. No obstante, cada día recordaba la razón por la cuál estaba ahí y lo que quería lograr una vez que concluyera, además de que el personal siempre estuvo ahí para ayudarme y motivarme a continuar.

Todas estas barreras comenzaron a esfumarse cuando estaba en la segunda etapa del Programa llamada la Desintoxicación de la Nueva Vida, se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y un régimen nutricional específico. Gracias a que tenía que realizar una rutina diaria y que el cuerpo se iba limpiando de muchas toxinas, fue que todo empezó a mejorar al sentir mayor claridad en mis pensamientos. El día que acabé ese proceso me sentí orgulloso por lo que había logrado.

No obstante, mi mayor despertar se dio en la tercera etapa del Programa que se llama Los Procesos Objetivos, se trata de una serie de ejercicios que ayudan a la persona a dirigir su atención en el entorno presente e inmediato. Gracias a estos procesos sentí como verdaderamente se me abrió un panorama mental, sabía que estaba en el lugar correcto y determiné lo que quería hacer para el futuro.

Gracias a estos ejercicios pude conocerme a mí mismo, detectar mis características, saber la razón por la cual había caído en la adicción y determiné que saliendo debería continuar mis estudios para ser un exitoso abogado.

Hace ocho años me gradué del Programa de Narconon Colombia y lo primero que hice fue comenzar a trabajar, a la par, me inscribí en un instituto para concluir con el bachillerato. Tiempo después ingresé a la universidad para estudiar lo que siempre quise, y hoy, estoy a punto de titularme como abogado.

“Durante estos 8 años he tenido problemas y tropiezos comunes de la vida, afortunadamente los he sabido manejar y nunca más me he escudado en la sombra de las substancias. Estos tropiezos han sido el impulso para seguir andando por el camino de la vida, con la certeza de que estoy trabajando por alcanzar mis metas y sueños”.

Gracias a todas las herramientas que aprendí en Narconon y, que a la fecha aplico, me siento muy satisfecho por todo lo que he logrado. Con mi familia me llevo muy bien, tengo un trabajo estable y en un futuro cercano buscaré mi propio espacio para que, junto con mi esposa e hijo, formemos un lindo hogar lejos de las adicciones a las drogas y al alcohol.

Gracias por todo Narconon Colombia.

Carlos, Graduado de Narconon Colombia


AUTOR

Eskharly Francid Smith V.

Secretaria de Diseminación - Soy Staff de Narconon hace 18 años.

NARCONON COLOMBIA

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS